Testimonio: “Este muchacho está graduado en la Universidad de los Cielos…”

 

El pastor era un muchacho de unos cuarenta años. Vestía con ropas muy simples y gastadas. Por su forma de hablar denotaba que no tenía estudios más allá de los básicos.
 
Pero grande fue nuestra sorpresa cuando comenzó a predicar y a explicar lo que es el Reino de los Cielos. Era tanta la unción y el grado de revelación, que me acerqué al oído de Hilda y le dije: “Este muchacho está graduado en la Universidad de los Cielos…”
 
Aquel joven pastor de pronto cobró brillo ante mis ojos, la pobreza de su presencia física dio lugar a la riqueza de una luz que parecía envolverlo. Sentí que se convertía en la encarnación misma de aquel texto bíblico que expresa: “Voy a tomar lo que no es para avergonzar lo que es…voy a tomar lo vil del mundo para avergonzar a los sabios…” (1 Corintios 1:25-31).
Dios tiene esa característica, toma lo que se había perdido y lo restaura a nuevo. Recoge los pedazos de las personas fracasadas en la palma de su mano y genera un hombre nuevo. Toma lo marginal, lo pecaminoso, lo que la sociedad descarta y les dice: “Las cosas viejas pasaron, ahora todas son hechas nuevas”. ¡Qué Dios maravilloso que tenemos!
¿Me acompañan en una oración? 
“Gracias Padre porque Tú eres el único que puede sanar y cambiar el corazón del hombre. Gracias porque un día tomaste nuestras vidas, fracasadas y vacías, y les diste sentido, y salvación, y vida eterna. ¡Cómo no alabar tu nombre con gratitud!”.
 
Por Marcelo Laffitte

Suscríbete a nuestro boletín de novedades

Te vamos a comunicar lo más destacado.
Solo una vez por semana te enviaremos notas seleccionadas de nuestra web.