“Esta enfermedad no es para muerte, sino para que el hijo de Dios sea exaltado” Juan 11:4, del testimonio de Valentina

“Todo comenzó porque hemos notamos que Valentina de catorce meses de edad, tuvo un retroceso madurativo, dejó de sentarse, por esa razón el 8 de marzo de 2019 la llevamos al pediatra y nos derivó al neurólogo. El mismo nos dijo que teníamos que hacer una tomografía de carácter urgente” relata Gabriela, su mamá, que vive en Resistencia, capital de la provincia del Chaco. Ella cuenta su testimonio:

“Cuando llegamos al lugar nos dice la chica que tenían que dormirla para poder hacerle excepto que yo la pueda hacer dormir, y que me esperaba una hora para ver si lograba, porque después ya cerraban. En ese momento, agarré a mi hija en brazos y caminaba de un lado a otro clamando a Dios que se duerma. Y como dice la palabra de Dios, que Él concede las peticiones de nuestro corazón, Valentina había quedado totalmente dormida, como si fuera que estaba bajo anestesia, pudimos hacer el estudio”.

"El resultado no fue alentador. Sentimos con mi esposo que se nos caía el mundo abajo, más allá que sabemos que tenemos un Dios de milagros, somos seres humanos y nos sentíamos devastados".

 

"En ese mismo momento, nos dijeron que teníamos que internarla en carácter de urgente porque le habían detectado que tenía un tumor del tamaño de una pelota de ping pong, en el ventrículo del cerebro y nos decían que podía hacer un paro cardiorrespiratorio, porque al tenerlo ahí, el líquido encefaloraquídeo le estaba haciendo mucha presión en la cabeza y que la tenían que controlar".

Fuimos al sanatorio, estuvimos una semana aproximadamente con mi esposo, nos turnamos para cuidar a Vale y poder tomar mates. Me acuerdo en un momento, él me dice me voy para afuera a tomar unos mates, y se acerca una persona y le dice “varón tengo una palabra para vos, Juan 11: 4 “esta enfermedad no es para muerte, sino para que el hijo de Dios sea exaltado” y se fue jamás lo volvimos a ver y desde ahí nos aferramos a esa palabra.

“Tuvimos muchas pruebas en el camino, pero sentíamos paz a pesar de las circunstancias, era una paz sobrenatural inexplicable” relata Gabi.

"En mi corazón yo quería llevar a la nena al Hospital Italiano en Buenos Aires, hasta que lo hablamos con el pediatra y tomamos la decisión de irnos. Ese día viernes 13, Dios abrió las puertas de una manera tremenda porque empezamos hacer los papeles para irnos, pero parecía que no íbamos a poder viajar el clima nos nos ayudaba. Resistencia estaba bajo agua, llovía sin parar y un viento fuerte, tanto que me decían desde la obra social que era imposible que vaya, pero en mi corazón clamaba, gemía diciéndole a Dios que me quería ir con mi hija y fue un milagro otra vez, Dios estuvo ahí, hasta salió el sol para que podamos viajar".

Y de ahí, fue ver constantemente la mano de Dios en Vale

"Nuestra hija estuvo un mes complicada, entubada. Fue un momento difícil, pero confiábamos en el señor Jesús. Dormíamos en el sillón del hospital, porque no conocíamos a nadie, no queríamos movernos de su lado.

Hasta que la pasaron a sala, porque ahí la pudieron estabilizar y sacar por completo el tumor de su cabeza.

 

Tenían identificado el tipo de tumor, pero para eso fueron 15 días para saber qué clase era, hasta que nos dijeron que era maligno, otra vez se nos desmoronó la vida. Teníamos esperanzas que sea benigno, pero no, no fue así, era un meduloblastoma grado 4.

 

"Creo que Dios trató nuestra fe, sacudiéndonos con lo que amábamos tanto, nuestra hija" expresó Gabriela.

"En esos momentos fue fundamental el acompañamiento de la Iglesia de la Ciudad que pastorean Silvia y José Luis Cinalli, quienes mandaron a muchos hermanos y pastores a visitarnos, cuando estábamos con la nena en el Hospital Italiano".

Después de saber qué tipo de tumor era y de la operación, empezó las quimioterapias y Valentina pasó momentos horribles. Ella no podía comer, le pusieron sonda nasogástrica, que no sé cómo lo hacía, pero se la sacaba ella sola, les hizo doler la cabeza a las enfermeras que la atendían, porque cada vez que le querían colocar de vuelta, hacia desviar la sonda.

"No obstante, con eso también nos decían que iba a quedar secuelas, porque el tumor era del tamaño de una pelota de ping pong, pero nosotros le creímos a un Dios real".

"Decían que no iba a poder comer por sí sola. Hoy ella come todo lo que le ponés en la mesa. Decían que ella no se iba a poder sentar, hoy Vale gatea con la cola. Decían que ella no iba a poder respirar por sí sola, para la Santísima Gloria de Dios, con ella no sucedió nada de eso. Ella está completamente sana".

 

 

 

 

"Ya pasaron dos años de esta situación horrible que nos tocó atravesar. En el último control que fuimos, nos dijo la oncóloga lo peor ya pasó, ahora a disfrutarla. El año pasado teníamos que ir cada tres meses a control, hoy vamos cada seis meses y así nos dijo que nos va ir largando".

 

Sólo queda el último milagro, que Valentina camine, como se ve en la foto, usa el juguete para movilizarse por toda la casa, pero sabemos que Dios hace completas sus obras.

Editora del Sitio
"Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar. Sobre ti fijaré mis ojos..."

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