El mayor obstáculo que Dios encuentra en nosotros para hacer su obra son nuestros pensamientos. Muchas veces nuestra manera de pensar es nuestro mayor enemigo. Solo si permitimos que el Espíritu Santo renueve nuestros pensamientos podremos comprobar cuál es la voluntad de Dios, lo que Dios quiere que hagamos, la dirección de Dios para nuestra vida. Entonces: Nuestros pensamientos tienen el poder de determinar qué calidad de vida tendremos y cómo será nuestro futuro. ¿Por qué?