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¡Jesús sana!

No había enfermedad ni dolencia que Jesús no pudiera sanar, solo había que buscarlo, incluso acudiendo desde otras naciones, y el milagro sucedía.

San Mateo 4:23-24 “Jesús viajó por toda la región de Galilea enseñando en las sinagogas, anunciando la Buena Noticia del reino, y sanando a la gente de toda clase de enfermedades y dolencias. Las noticias acerca de él corrieron y llegaron tan lejos como Siria, y pronto la gente comenzó a llevarle a todo el que estuviera enfermo. Y él los sanaba a todos, cualquiera fuera la enfermedad o el dolor que tuvieran, o si estaban poseídos por demonios, o eran epilépticos o paralíticos”.

Hoy sigue sanando, liberando, restaurando, pero también tienes que acercarte a Jesús con fe.

Comparte la palabra de Dios, permitiendo que otros se acerquen y alcancen esta bendición que solo Jesús puede dar.

Ora así: Padre Dios, al igual que en aquellos tiempos, hoy me acerco a Ti, creyendo que eres mi Sanador. ¡Tócame y sáname! Te lo pido en el Nombre de Jesús, amén.

¡Bendecido Viernes!

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