Así empezó mi experiencia relató ella: "Mis frecuentes dolores abdominales motivaron un estudio ginecológico, cuyo resultado transmitió: "lo siento hija, eres muy joven, pero tenemos que operarte. Tenés cáncer, te queda solo un mes de vida". Siguió la intervención quirúrgica, me conizaron el cuello de la matriz, es decir cortaron todo el espacio donde se forma el saco embrionario, y un poco más. Todo ello implicaba, que si lograba salvarme, con terapia de rayos y medicamentos, nunca más sería madre, perdería todo mi cabello y el futuro sería incierto. En medio de la desesperación y las drogas para controlar el dolor, miraba a mi hijita de 3 años, al borde de mi cama. Fue entonces cuando hablé con Jesús, le pedí el poder verla crecer. Los dolores desaparecieron inmediatamente, pero yo no pensaba cumplir con mi parte.

Un pacto
La palabra de Dios dice que debemos congregarnos, ir a la iglesia, escuchar el mensaje que Él tiene para nosotros, pero yo estaba desilusionada por el mal testimonio que había visto en hermanos que predican muy cristocéntrico, pero sus vidas hablan más fuerte que sus dichos. Y volvieron las hemorragias y los dolores. Me internaron y mientras preparaban la sala de cirugía me dejaron sola 5 minutos y allí volví a hablar con Dios, "le pedí una última oportunidad y le prometí cumplir su voluntad para mi vida. Fueron esos momentos en que todo parece detenerse y sentí que realmente era mi última oportunidad". Llegó la doctora y para su sorpresa, la hemorragia había cesado y no quedaba ningún rastro, todos los apósitos estaban limpios. Creo que quedó muy confundida, me ordenó reposo y me mandó de vuelta a casa, no sin antes prevenirme sobre posibles complicaciones.

La respuesta
Por el testimonio y para que supieran que Dios me había sanado, regresé al sanatorio. Me realizaron una ecografía, la doctora pálida y asustada, sin decirme una palabra, me llevó a hacerme una radiografía. Yo estaba aterrada, ya que ella no me decía si había vuelto el cáncer. Al ver el resultado del estudio, llamó a los otros doctores con los que me había operado y mientras les mostraba mis estudios, me dijo: "No sé lo que pasó aquí, todo lo que te sacamos está de nuevo, es como si nunca hubieras pasado por cirugía. Es más, tu vientre ni evidencia que fuiste mamá".
Sé que fue Dios quien restauró lo que los médicos quitaron. Los estudios muestran que mi útero es el de una mujer normal.
Creo en un Dios de amor, ya que dio a su hijo Jesucristo para darnos vida eterna, pero también Que Dios es fuego consumidor, que no puede ser burlado por personas como yo, que creía que si era buena solamente, tenía el cielo para mí. Mi desafío es mostrar que Jesús vive cumpliendo Su Voluntad, y mostrando que es la única opción de cambio para este mundo que no ve la salida.

Testimonio de Griselda Santillán, hechos sucedidos en Presidencia R. S. Peña, Chaco, Argentina.
Publicado en el periódico"El Puente" año 2001
Nota de Redacción: en este 2025, Griselda Santillán vive en España con su esposo, mostrando de lo que Jesús hizo en su vida a todos. Su hija ya tiene 35 años y tiene una nieta de 6, Dios le permitió no solo criar a su hija, sino ver nacer y crecer a su nieta. Dios de pactos es nuestro Dios.


