Voy a comenzar por una definición contundente: “Si usted quiere ser un cristiano victorioso, lea la Biblia todos los días y obedezca lo que leyó”. Así de simple. Así de importante.
Nos ha tocado vivir en una generación muy hackeada, muy bombardeada por el exceso de comunicación. Esta es la era del Facebook, del chat, del Instagram, de los teléfonos supersofisticados. Y todo eso ha debilitado algo tan importante para la cultura de los pueblos como lo es el hábito de la lectura.
Si usted no lee la Biblia no va a perder la salvación, sencillamente porque la salvación es POR FE. Pero no podrá ser usado por el Señor en su máximo potencial.
Pero, ¿por qué es fundamental que leamos la Biblia todos los días?
Pienso en ocho motivos, pero debe haber muchos más:
1) Porque allí están los MOTIVOS de nuestra fe.
2) Porque allí están las directivas de nuestro jefe, de nuestro capataz.
3) Debemos leerla porque esa es nuestra HOJA DE RUTA, para no equivocar el camino. Nuestro GPS, para llegar al destino correcto.
4) Porque ese es nuestro REGLAMENTO DIVINO. ¿Un jugador de básquet puede jugar si no conoce los reglamentos de ese juego?
5) Por algo más: porque es el único lugar donde podemos conocer a Dios Y SABER qué propósito tiene para nuestras vidas.
6) Porque es el único libro que nos permitirá saber qué pasará con nosotros DESPUES DE LA MUERTE.
7) Porque es el MANUAL del fabricante, del que nos creó, del que nos ayudará ante cualquier problema que tengamos.
Porque la Sagrada Escritura es la única ventana en este mundo por la cual podemos ver la eternidad.
Una incontable cantidad de textos bíblicos recomiendan la IMPORTANCIA SUPREMA que para un creyente tiene la lectura de la Escritura. Uno de ellos, quizás el más representativo, el más icónico es este:
“Nunca (y subrayo esta palabra) se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él.
Para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito” (Josué 1:8) Porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien”.
Termino con una frase inmensa: “No te preocupes por lo que no entiendas de la Biblia. Preocúpate por aquello que entiendes y no aplicas en tu vida” (Corrie Ten Boom).
