Aunque a más de uno le parezca mentira, hay una franja de “creyentes” que no cree en los milagros. Como periodista cristiano pude comprobar que hay una enorme cantidad de escépticos. Pero hoy quiero contarles algo cercano: El milagro que el Señor le regaló a Hilda, mi esposa y a Juliana mi hija. No nos cansamos de agradecerle al Señor por esa tremenda bendición.