Estando en un lugar que no queremos, al ver a otros avanzar, tantas veces buscamos caminos alternativos, queremos huir lo más rápidamente posible de esa situación, porque somos humanos y no nos gusta sufrir, no nos gusta el proceso.
Pero si tan solo un momento nos detuviéramos a pensar que Dios, nuestro Padre, por la obra maravillosa del Espíritu Santo nos está entrenando, nos está formando, forjando y porque no, dándonos Sus Frutos, que tanta falta nos hacen.
O si creyéramos que como dice la Palabra de Dios en Romanos 8:28 “Y ya sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, a los que conforme al Propósito son llamados”.
Y si esas cosas no bastaran, recordar, a quienes somos padres, que cuando enseñábamos a nuestros hijos a andar en bicicleta, no los dejábamos solos ni los soltábamos, hasta comprobar que habían aprendido y no se iban a lastimar.
¿Es así?
Entonces, si siendo malos, damos buenas cosas a nuestros hijos, cuanto más nuestro Padre nos sacará de la prueba, nos elevará y saldremos victoriosos. Confiemos, en Sus tiempos. Saldremos de esa prueba o recibiremos lo que esperamos, cuando hayamos aprendido lo que Él nos quiere enseñar.
Como dijo un pastor "saldremos del desierto, cuando hayamos aprendido lo que Dios nos quería enseñar cuando nos llevó a ese proceso"
De la Redacción de encendidosporelespiritu.com.ar