Mateo, el milagro de una familia guerrera

 

Javier y Rita Núñez alabaron a Dios hoy en el Centro Cristiano de Avivamiento, por la sanidad de su hijo Mateo. “Él es nuestro milagro, toda la familia de la iglesia estuvo orando por él, quiero dar gracias a nuestros pastores Robert y Susana Acosta, quienes nos acompañaron en todo el proceso, a todos los hermanos que oraron por mi hijo, para que él reciba su sanidad. No tiene nada, los doctores no se explican que le pasó. Está totalmente sano para la gloria de Dios” relata su padre mientras el niño levantaba los brazos a Dios, luego de estar 36 días internado y sin diagnóstico.

“El Señor hizo un milagro en la vida de nuestro hijo. Nos bendijo con su sanidad. Nunca le encontraron un diagnóstico. De estar de lo peor, hoy está de lo mejor” relató su padre.

Pasó el momento bastante difícil, en el que yo estuve con él, fue un proceso bastante duro: “En esta situación me di cuenta, pude comprender y agradecer “cuánto nos amó Dios para dar la vida de su hijo por nuestros pecados”, porque ver sufrir a mi hijo así. Porque yo en ese momento sólo veía que pinchaban a mi hijo y quería destruir todo. Allí vi el amor que Dios nos tuvo: si Él vio como nosotros lo crucificábamos a su hijo, ¡vaya que amor que tuvo! Y fue inexplicable ver eso, mi hijo me decía “papá ayúdame” y yo no tenía ninguna posibilidad, dijo Javier entre lágrimas. “Lo único que podía hacer era orar por él y pedirle a Dios, Él obró y acá está”.

Su papá relató "Mateo empezó con fiebre, de 38, 39 y 40 grados durante todo el día. Estuvo diez días en casa con tratamiento de antibióticos y a pesar de todo, seguía la fiebre. Fuimos a los doctores, nos dijeron que no era normal que estuviera con fiebre tan prolongada. Primero lo controlábamos, pero luego ya fue imposible. Nos recomendaron que lo internáramos porque no podía seguir así".

"Se lo internó, comenzó a brotarse, a tener manchas en la piel debido a la fiebre que tenía y mientras tanto seguían buscando, porque no sabían que tenía. Pensaban en un virus, lo medicaban, luego pensaban que era post covid, lo volvían a medicar, buscaban todas las posibilidades para ver que medicamento darle".

"En esos días, él seguía con fiebre, un día mejoró y al otro día empeoró. Su fiebre era incontrolable, ni los medicamentos le podían controlar la fiebre, los medicamentos se sucedían y nada hacía efecto. Nada bajaba la fiebre ni le calmaban los dolores corporales".

"Llegó un momento que de tantos antibióticos se le comenzó a inflamar el hígado, riñones dejaron de funcionar normalmente. Le tuvieron que hacer sonda".

"Dios no nos abandonó, nos rodeó de todos sus siervos, los doctores, en su mayoría eran cristianos, los enfermeros que nos tocaban también, las personas que iban a nuestra habitación eran cristianas. Oraban junto a nosotros y era impresionante el amor que Él nos tenía".

Por su parte, Rita, la madre de Mateo, relató “estamos super gozosos, queremos agradecer a Dios, me tocó estar con él 36 días internado. Yo le pedía a Él la fuerza porque hubo momentos en que yo decía basta, y sentía su mano que me decía “vamos para adelante y me sostenía la mano”.

"Veía a Dios en mi hijo, le habían colocado una sondita para poder orinar. En un momento Mateo me dijo “mamá yo soy valiente” y eso me dio más fuerzas".

"Yo decía “Señor, Tú hiciste eso y venían los enfermeros a sacarle sangre y Mateo con cuatro añitos decía “esa es mi sangre, devolvéme. Pero Dios estaba en esas cuatro paredes. Yo tomaba la manito de mi hijo, orábamos y cuando terminaba de orar, él se dormía”.

"Fue una experiencia hermosa a la vez, porque era increíble como Dios estaba con nosotros. Nunca nos soltó, yo decía Señor, que querés con nosotros, si te servimos, que hicimos mal".

"La primera vez que llegamos al lugar donde lo tenían internado sentía que Mateo estaba sano, que no tenía nada, solamente teníamos que estar ahí por algo. En un momento mi esposo me dijo hay que llevarlo a aislamiento, y yo decía ¿por qué? Y algo me decía tranquila, miré una pared y estaba escrito un salmo que decía “si uno tiene fe, Dios va a hacerlo”.

"Yo oraba y decía “en el nombre de Jesús mi hijo está sano”.

"El pediatra me preguntó mamá ¿usted es cristiana? Si, le dije, ¿a qué iglesia van? Yo también soy cristiano. Me sentía como en una burbuja, que todos me sostenían y me decían tranquila. Era tremendo".

"Verlo hoy a mi hijo sano, que ingresó cuatro veces a quirófano a hacerle el estudio de la médula, y algo me decía “tranquila, tu hijo está sano”. Y desde ese momento, yo sentí que cuando Mateo pisó la habitación él estaba sano para la gloria de Dios".

“Mi hijo hoy está sano, se mueve y es increíble. Las batallas van a venir, pero clamen, el enemigo está derrotado” finalizó Rita.

Todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios. Lo que era para muerte, Dios lo utilizó para vida. Todo aquel que en El crea, no se pierde, tiene vida y vida eterna.

Javier y su familia se congregan en el Centro Cristiano de Avivamiento y en todo momento, él estuvo sirviendo al Señor, incluso en el Congreso Honrando al Espíritu Santo, nunca dejó de servir a Dios, aún con su pequeño hijo internado. En esta última foto se ve a Mateo volviendo a la casa del Señor, con su familia.

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