La llenura del Espíritu no es una experiencia única sino un llenado constante que no depende de Dios sino de nosotros. Puede que no se manifieste en señales milagrosas y no es una oración la que nos hace llenos del Espíritu sino la obediencia a sus mandamientos.
La clave está en someternos completamente a la guía del Espíritu. Al igual que Gedeón y Jefté debemos ser “poseídos por el Espíritu del Señor”, Jueces 6:34 y 11:29 (BAD). ¡El ser llenos del Espíritu debe ser la vida cristiana normal!

Los discípulos presentes en el aposento alto el día de Pentecostés “fueron todos llenos del Espíritu Santo…”, Hechos 2:4. También lo fue Juan el Bautista
(Lucas 1:15), Elisabet (Lucas 1:41), Zacarías (Lucas 1:67), Esteban (Hechos 6:5) y Bernabé, Hechos 11:24.
Quiere decir que la llenura del Espíritu Santo no fue una experiencia única en Pentecostés. Siempre hubo antes y después personas viviendo en la plenitud del Espíritu.
Recibe este día en bendición!!!