Si eres lleno del Espíritu Santo, estás completo

Ser llenos del Espíritu no significa hacer milagros ni hablar en lenguas solamente. El propósito principal es glorificar a Cristo, Juan 16:13-14. La diferencia entre un creyente lleno del Espíritu y un borracho lleno de vino es abismal. Este último está enloquecido por los efectos del alcohol y balbucea incoherentemente, mientras que aquel expresa inteligentemente adoración que nace de un corazón agradecido. Debemos ser llenos y permanecer llenos:“Permanezcan llenándose con el… Espíritu Santo”, Efesios 5:18 (DA, RV60). 
La llenura del Espíritu no es una experiencia única sino un llenado constante que no depende de Dios sino de nosotros. Puede que no se manifieste en señales milagrosas y no es una oración la que nos hace llenos del Espíritu sino la obediencia a sus mandamientos.
 
La clave está en someternos completamente a la guía del Espíritu. Al igual que Gedeón y Jefté debemos ser “poseídos por el Espíritu del Señor”, Jueces 6:34 y 11:29 (BAD). ¡El ser llenos del Espíritu debe ser la vida cristiana normal!
 
 Los discípulos presentes en el aposento alto el día de Pentecostés “fueron todos llenos del Espíritu Santo…”, Hechos 2:4. También lo fue Juan el Bautista 
(Lucas 1:15), Elisabet (Lucas 1:41), Zacarías (Lucas 1:67), Esteban (Hechos 6:5) y Bernabé, Hechos 11:24.
 
Quiere decir que la llenura del Espíritu Santo no fue una experiencia única en Pentecostés. Siempre hubo antes y después personas viviendo en la plenitud del Espíritu.
 
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