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Ten misericordia de la necesidad ajena

Que tu corazón sea sensible a la necesidad ajena es una virtud que sólo puede venir de Dios y quien nos mostró el ejemplo fue Jesús, quien se detuvo por una mujer con flujo de sangre, quien entendió el dolor de un padre que había perdido a su hija, quien alimentó a miles de personas que estaban hambrientas. Hoy con la ayuda del Espíritu Santo, podemos comprender y ayudar. Pidamos Su ayuda, no tenemos excusa.

La palabra de Dios dice Isaías 58:10-11 “Alimenten a los hambrientos y ayuden a los que están en apuros. Entonces su luz resplandecerá desde la oscuridad, y la oscuridad que los rodea será tan radiante como el mediodía. El Señor los guiará continuamente, les dará agua cuando tengan sed y restaurará sus fuerzas. Serán como un huerto bien regado, como un manantial que nunca se seca”.

Si tu oído está atento a las necesidades de los demás, si tu mano no se cierra para ayudar, habrá consecuencias espirituales:

- Dios alumbrará tu camino para que nunca tropieces,

- el Señor te guiará para que concretes tus sueños,

- el Espíritu Santo siempre renovará tus fuerzas,

- tu vida será fértil y próspera, porque la lluvia del Cielo será abundante.

Ora así: Padre Dios, recibo tu consejo. Voy a prestar atención a las necesidades y dolor de mi prójimo, con la seguridad de que estas promesas me seguirán. En el Nombre de Jesús, amén.

¡Bendecido Jueves!

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