El poder de la humildad

La humildad es una actitud interior que reconoce que sin Dios no somos nada. Un corazón agradecido y consciente de su necesidad de gracia es el terreno fértil donde Dios puede obrar."Humíllense, por lo tanto, bajo la poderosa mano de Dios, para que a su debido tiempo Él los exalte." 1 Pedro 5.6

 

La humildad no es debilidad, es sabiduría en acción. En un mundo que nos empuja constantemente a mostrarnos, sobresalir y competir, el mensaje de Dios sigue siendo contracultural: desciende para que puedas ser elevado.
 
El orgullo puede infiltrarse de forma sutil. Se esconde en nuestras intenciones, en nuestras palabras y hasta en nuestras buenas obras si no vigilamos el corazón. Por eso, Proverbios 11:2 nos advierte: "Cuando viene el orgullo, viene también la deshonra; pero con los humildes está la sabiduría."
 
-El orgullo separa, la humildad acerca. Si no hay humildad, incluso la empatía que mostramos puede ser una forma disimulada de controlar o aparentar.
-La humildad precede al éxito real. Todo lo que crece —una planta, un árbol, una construcción— primero debe echar raíces, profundizar. Lo mismo sucede con nuestra vida espiritual.
-Dios resiste al orgulloso. A veces sentimos que todo se nos opone, y no siempre es el enemigo. Puede ser Dios mismo, que nos llama a rendirnos, a soltar el control y confiar.
 
“Fue el orgullo lo que convirtió a los ángeles en demonios; es la humildad lo que hace a los hombres como ángeles.” Esta frase nos recuerda que la caída comienza cuando dejamos de depender de Dios, y el verdadero crecimiento comienza cuando nos rendimos ante Él.
CENTRO CRISTIANO PUERTA ABIERTA
Saenz Peña-Chaco

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