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Dos ángulos de un mismo versículo

Dice la Palabra: "No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. (Gálatas 6: 7-8).Dios ha establecido un principio espiritual y moral en el universo, en el que nuestras acciones tienen consecuencias. Si alguien "siembra mal", es decir, si actúa de manera pecaminosa, egoísta o fuera de los principios de Dios, naturalmente cosechará resultados negativos: destrucción, dolor, conflictos o vacío espiritual. Este principio refleja la justicia de Dios, quien permite que experimentemos las consecuencias de nuestras elecciones.

 

Atrapen este concepto: Las semillas, es decir las acciones que usted vaya plantando en el transcurrir de la vida, germinarán si están respaldadas por su vida interior. Por una vida interior correcta, honesta.
 
Otra vez: si está buscando cosechar bendición, esas acciones tienen que estar bien alineadas con sus intenciones.
 
Vayamos ya mismo a ejemplos concretos para ser más claros.
 
Usted puede darle una ofrenda a una persona, o regalarle un reloj, o pagarle un medicamento. Pero si dentro suyo hay una motivación incorrecta relacionada con esas acciones, debe saber que Dios la ve. Y eso arruinará la cosecha. Usted no cosechará bendición. ¿Por qué?
 
Porque usted dio o para hacerse ver ante sus amistades como una persona generosa, o para sacar alguna ventaja de esa persona a la que le da… evidentes motivaciones incorrectas.
 
En cambio, si usted da, y tiene en su hombre interior la motivación correcta, cosechará bendición. Tener la motivación correcta es, por citar un par de ejemplos, dar porque está obedeciendo a Dios que le indicó ayudar a esa persona, o porque sintió genuina compasión ante su necesidad o por cumplir el mandamiento de amar al prójimo. ¡En estos casos habrá buena cosecha para usted!
 
Pero, véalo ahora desde este otro ángulo porque es muy interesante: Dios, como un padre amoroso, también permite que las malas cosechas que enfrentamos nos sirvan como una corrección y aprendizaje.
 
Hebreos 12:6 dice: "Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo." A veces, cuando hemos sembrado mal, Dios usa las consecuencias de nuestras decisiones para enseñarnos, corregirnos y llevarnos a un camino de rectitud. Esta disciplina no es castigo en el sentido de venganza, sino una oportunidad para crecer y ser transformados.
 
Reflexión final: Lo que siembres hoy, será lo que cosecharás mañana. Quiere decir que tu futuro depende de lo que hagas en tu presente.
 
Por Marcelo Laffitte

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