Job 30:26-27 Pero vinieron los días malos cuando esperaba mejores tiempos; llegaron los días de sombras cuando esperaba la luz. Todo el tiempo estoy inquieto; me enfrento a días de aflicción.
Todos conocemos el desenlace de la historia de Job, todos sabemos que Job recibe el doble de todo lo que había perdido. Con Dios siempre es así, el final, el postrer estado será mejor que el primero, con Dios siempre se gana. En Cristo somos más que vencedores.
Y al entender esta verdad, sabemos que nuestro momento de aflicción es pasajero, sabemos que tiene fecha de vencimiento, de caducidad, es por un periodo determinado. Lo difícil muchas veces resulta en no dejarnos dominar por esas circunstancias, por eso no debemos dejarnos arrastrar por la corriente.
Si la corriente nos lleva a quejarnos nuestra actitud debe ser la de dar gracias.
Si la corriente nos lleva a doblegarnos sobre la realidad, nuestra actitud debe ser la doblegarnos ante Dios.
Si la corriente nos lleva a bajar los brazos, nuestra actitud debe ser la de mirar al que está sentado en el trono y levantar nuestras manos diciendo: Señor tu tienes el control de todo.
1 Pedro 1:14 Como hijos obedientes, no se amolden a los malos deseos que tenían antes, cuando vivían en la ignorancia. El tiempo de dificultad será pasajero, por eso, no te dejes arrastrar por la corriente.