La alabanza se relaciona con la grandeza de Dios, la acción de gracias se relaciona con la bondad de Dios y la adoración se relaciona con la santidad de Dios. (Adoramos a Dios no por lo que ha hecho por nosotros, sino por lo que es).
Salmo 34.1-3: Bendeciré al Señor en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca. Mi alma se gloriará en el Señor; los humildes lo oirán y se alegrarán. Engrandece al Señor conmigo, y ensalcemos a una su nombre.
Es fácil para los humanos comprender la bondad, la grandeza y la sabiduría, pero es difícil entender la santidad. Aquí en la tierra hemos experimentado y / o visto grandeza, bondad y sabiduría en los hombres, por lo que es fácil entender o percibir las connotaciones de bondad, grandeza y sabiduría. Pero no hay una sola persona que sea santa en la tierra, por lo que es difícil percibir el estado y la naturaleza de la santidad en relación con Dios. Dios es el único que es santo y no tiene rival en la tierra. Esto coloca la adoración en una clase propia. Se necesita una revelación para adorar a Dios según su santidad. La acción de gracias nos lleva a través de las puertas, la alabanza nos lleva a través de la corte, pero la adoración se hace en su presencia.
Al observar el ejemplo del Tabernáculo de Moisés en los capítulos 25-2 de Éxodo, encontramos la progresión de la adoración.
En el Tabernáculo de Moisés, tenemos el atrio exterior, el atrio interior y el Lugar Santísimo. Usando esto como ilustración: 1. El atrio exterior representa nuestro cuerpo. 2. El patio interior representa nuestra alma que se compone de la voluntad, las emociones, la mente o el intelecto. 3. El Lugar Santísimo representa a nuestro hombre espiritual.
La presencia de Dios se experimenta en el Lugar Santísimo y la adoración es lo que nos lleva al Lugar Santísimo para que experimentemos la presencia de Dios. Aprenda a adorar al Señor en verdad y en Espíritu.
