Tu adoración reconoce quien es Dios

La adoración es nuestra respuesta a Dios por reconocer quién es Él y lo que ha hecho por nosotros. Significa estar tan en Dios que no podemos evitar de responder con voz alta ni con nuestras acciones. algunas veces, adorar a Dios se trata solo de enfocarnos en Él. Cuando podemos estar quietos y tenemos un momento sin dar atención a nada ni nadie, las distracciones de la vida se disipan y podemos darle a Dios todo nuestro amor y afecto.
 
El asunto es este, Dios no pide perfección o actos complicados de adoración. No todo debe estar resuelto y coordinado, si es lo que crees. Si es así, te has perdido lo que en verdad significa adorar a Dios. A Él solo le interesa una adoración auténtica y genuina.
 
Debemos estar tan en sintonía con Dios que podamos verle venir y moverse en nuestras vidas en diferentes maneras, así, todo lo que podemos hacer sea adorarle y decir, “Gracias Dios, eres muy bueno”. Es acerca de quien es Él, lo que Él hace y nuestra respuesta a esas cosas. No se trata de lo que tenemos para darle u ofrecerle, o si podemos hacerlo suficientemente bien. La adoración no se trata de nosotros, sino de Él.
 
 En la vida cotidiana, existen muchas cosas llevándonos en diferentes direcciones. La televisión te insta a que la veas por horas. El iPad o la computadora te gritaran tratando de llamar tu atención. Las tareas no paran de acumularse. Los amigos querrán salir. Los equipos continuarán confiando en ti. Tus padres te pedirán hacer los quehaceres del hogar. Y antes de que te des cuenta, eres arrastrado por el ajetreo de la vida.
 
Muchas cosas pelean por atraer tu atención. Tareas y personas estarán tratando de ganar tu atención. Muchas cosas estan luchando para recibir tu adoración, y en esos momentos será muy fácil poner a Dios en un segundo plano y buscar de Él cuando tengas tiempo extra.
 
Tenemos que estar seguros que esto no suceda. No podemos reducir a un simple pasatiempo a un Dios inmenso, algo a lo que solo le prestamos atención en el tiempo libre. Necesitamos darle el primer lugar de todo lo que hacemos. Él debe permanecer en el centro de nuestra visión. Todo lo demás debe fluir a causa de que Él es lo primero en nuestras vidas.
 
La verdadera adoración es una vida total en respuesta a lo grandioso que es Dios para nosotros. La adoración debe ser con todo lo que tenemos, todo lo que somos y todo lo que hacemos.
 
 

Suscríbete a nuestro boletín de novedades

Te vamos a comunicar lo más destacado.
Solo una vez por semana te enviaremos notas seleccionadas de nuestra web.