La vida cristiana es un viaje de sentido, paz y esperanza

Siempre les digo a los amigos que preguntan por mi fe que la vida cristiana no es solo una creencia, ni una religión: es un viaje que da sentido, paz, y esperanza. Al principio, como quien se acerca al mar, apenas nos mojamos los tobillos. Pero a medida que avanzamos, nos dejamos envolver por su profundidad. Así es el Evangelio: empieza sencillo, pero nos transforma por completo.

 

Después de tantos años caminando con el Señor, quiero compartir algunas verdades que el tiempo me fue enseñando.
1. LOS FRUTOS POR ENCIMA DE LOS DONES.
En el Reino de Dios, el carácter vale más que el carisma. No alcanza con tener dones y talentos espirituales si no cultivamos amor, mansedumbre y dominio propio. Como dice 1 Corintios 13:2: “Si no tengo amor, nada soy”. Y Gálatas 5:22 nos recuerda cuáles son los frutos que verdaderamente importan.
 
2. LA RESTAURACIÓN LLEVA TIEMPO.
Aceptar a Cristo es el comienzo, pero el cambio profundo lleva su proceso. Todos venimos con heridas, luchas internas y debilidades. Por eso, más que juzgarnos unos a otros, necesitamos aprender a comprender y perdonar. Efesios 4:32 nos anima: “Sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó en Cristo”.
 
 
3. UNA IGLESIA PODEROSA ES UNA IGLESIA ESTAURADORA.
No se mide por el volumen del culto, sino por las vidas cambiadas. El poder espiritual se ve cuando el odio cede al perdón, el egoísmo a la generosidad, y el vicio a la libertad. 2 Corintios 5:17 lo dice claro: “El que está en Cristo, nueva criatura es”.
 
4. SIN ALIMENTO VIENE LA ANEMIA ESPIRITUAL.
No basta con asistir a un servicio semanal. Necesitamos la Palabra a diario, oración constante, intimidad con Dios. Jeremías 15:16 dice: “Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón”.
 
5. NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO.
Hay movimientos “de moda” que emocionan pero no edifican. Lo verdadero de Dios siempre nos lleva a la santidad, al arrepentimiento y a la verdad. 1 Juan 4:1 nos aconseja: “No creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios”.
 
6. EL EVANGELIO NOS CONFRONTA.
Vivirlo en serio no es fácil. Implica renuncias, luchas internas, pruebas. Pero también es lo más apasionante que puede vivirse. Romanos 12:2 nos desafía: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento”.
 
 
7. CONOCER A CRISTO ES EL MAYOR PRIVILEGIO.
Siempre he repetido la frase de que “conocer a Cristo fue el mejor negocio que hice en la vida”. Es que todo lo demás es pasajero. Filipenses 3:8 lo resume así: “Todo lo tengo por basura, para ganar a Cristo”.
 
Y si algo puedo decirte, para terminar, con toda convicción, después de tanto andar, es esto: Vale la pena seguir a Jesús. No hay nada en este mundo que se compare con vivir una vida llena de su presencia, su propósito y su paz.
 
Así que, si estás empezando: seguí avanzando mar adentro. Y si ya llevás tiempo: no te detengas. Hay más. Siempre hay más.
 
Por Marcelo Laffitte
 

Suscríbete a nuestro boletín de novedades

Te vamos a comunicar lo más destacado.
Solo una vez por semana te enviaremos notas seleccionadas de nuestra web.