Éste, astutamente, cortó una rama, la preparó bien y se la dio, diciéndole al niño, mira este hermoso caballito, súbete que te llevará hasta la casa, el niño encantado, subió y salió corriendo y llegó a su casa y le quedó fuerzas para dar unas vueltas más por el patio.
Esto puede pasarnos a nosotros, muchas veces andamos muy bien, casi sin problemas por la vida y nos llega el cansancio y parece no podemos seguir ni un paso más, estamos agotados.
Este problema me fundió, me sacó casi todas las fuerzas.
Pero es ahí que nuestro Padre nos da ese caballito, que puede ser: la fe, una nueva oportunidad, una sanidad, una amistad, una respuesta y mucho más.
Así podemos volver a retomar el camino con nuevas fuerzas, que nos permitirán llegar a dónde vamos, o lograr lo que nos habíamos propuesto.
Mi amigo, nunca llegamos al agotamiento total.
Dios nos deja un remanente de fuerzas para aplicar a la tarea de seguir un paso más y más aún. Dice en la Biblia que el profeta Elías, luego de grandes triunfos espirituales, tuvo una tristeza total, casi no quería seguir, hasta se estaba dejando morir por temor.
Pero allí estuvo la mano de Dios, a través de un ángel, alimentándolo y diciéndole: "Levántate y come porque largo camino te resta” (1 Reyes 19:4-7).
Dios siempre llega a tiempo y te da lo necesario para seguir. Es más, nos dice que hay una nube de testigos, que nos alientan a seguir, mientras estamos acá.
La pregunta sería: ¿cuál es el caballito que necesitas para seguir?
Confía. Dios lo tiene preparado para dártelo y que logres lo que te propusiste.
Él quiere que sigas a su lado y eso es garantía de continuar la vida, de encontrar ese caballito, para que no te quedes en el camino.
Confía. Hay un "caballito" que viene y como es Dios y Padre, traerá mucho más de lo que esperas o pediste y no sólo solucionará tu problema actual, sino que además, será de testimonio a otros.
Dios te bendiga
José Quiroga
