La Biblia dice en Proverbios 13:21 “Los problemas persiguen a los pecadores, mientras que las bendiciones recompensan a los justos”.

Una cosa es pasar por un problema, otra es estar permanentemente “perseguidos” por ellos: accidentes, roturas, pérdidas, enfermedades, deudas, quiebras, escasez, juicios.

El imán que atrae los problemas a tu vida es el pecado; pero hay un remedio infalible: pedirle perdón al Señor, arrepentirte, cambiar de rumbo.
¡La bendición permanente de Dios es para aquellos que se humillan ante Él!

Ora así: Padre Dios, te pido perdón por mis malas acciones, me arrepiento de mis pecados y decido seguir el camino de Jesús. Desde hoy se alejan de mí las maldiciones y recibo tus bendiciones. En el Nombre de Jesús, amén.
¡Bendecido Miércoles!