No fuiste vos, fue Dios

Muchas veces en los momentos en que algo que planeamos nos sale bien, el orgullo nace y pensamos o decimos fui yo. En esa situación debemos recordar, que siempre estuvo Su mano sobre nosotros y fue Dios quien nos guió para cada decisión que tomamos. La gloria y la honra son de Él.

Salmos 44:3 “No fue con sus espadas que conquistaron, ni sus brazos fuertes les dieron la victoria. Fueron tu mano derecha y tu brazo fuerte, y la luz cegadora de tu rostro que los ayudó, porque los amabas”.

Toda victoria no es producto sólo de tu voluntad, deseo o fuerza, sino del poder sobrenatural de Dios. Hacé lo posible con tus manos, y luego entregá los imposibles al Señor, quien te ayudará, porque te ama incondicionalmente.

Orá así: Padre Dios, decido avanzar, reconociendo mis limitaciones y creyendo que sos vos quien me dará la victoria. En el Todopoderoso Nombre de Jesús, amén.

¡Bendecido Martes!

Editora del Sitio
"Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar. Sobre ti fijaré mis ojos..."

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