No se muerdan con chismes unos a otros

Una hermana en la fe, muy buena cristiana, muy consagrada, me enseñó, con pocas palabras, una enorme lección que no olvidaré jamás. Todos conocemos la cantidad de citas que la Biblia tiene alertando sobre el daño que causan los chismes, las críticas y los juicios. Muchas personas han recibido daños muy dolorosos, que no pudieron revertir, sencillamente por un rumor maligno que alguien inventó.

 

Esta mujer me dijo que cada vez que ella recibe un chisme (traído por alguien de la iglesia) lo primero que responde es: “¡Yo no creo eso!”. Y me explicó que si no tiene pruebas contundentes o más de un testigo que haya comprobado que eso era real, lo desecha no sin antes sugerirle al que se lo dijo que no divulgue ese tipo de rumores sin tener la más absoluta certeza. Y si tiene la certeza que tampoco lo lance a los cuatro vientos, sino que actúe con responsabilidad.
Alguien dijo que los chismes son lanzados por los malos, esparcidos por los necios y creídos por los idiotas. Y es verdad.
 
Y lo que noto es que muchos cristianos no consideran al chisme o a la crítica como un hecho grave porque, erróneamente, creen que pecado es todo lo que se HACE, no lo que se DICE.
 
“Vi a la esposa del diácono con un hombre desconocido en una actitud extraña”.“Si me lo estás contando como una crítica negativa, no lo creo.” ¿Qué pruebas tienes de que no estaba con un pariente? Esa es una manera de demoler a ese chisme.
 
Un rumor infundado de este tenor puede arruinar una vida y hasta una carrera ministerial.
 
“Tengan cuidado, porque si ustedes se muerden y se comen unos a otros, llegarán a destruirse entre ustedes mismos” Gálatas 5: 15.
 
Por Marcelo Laffitte

Suscríbete a nuestro boletín de novedades

Te vamos a comunicar lo más destacado.
Solo una vez por semana te enviaremos notas seleccionadas de nuestra web.