Una hermana en la fe, muy buena cristiana, muy consagrada, me enseñó, con pocas palabras, una enorme lección que no olvidaré jamás. Todos conocemos la cantidad de citas que la Biblia tiene alertando sobre el daño que causan los chismes, las críticas y los juicios. Muchas personas han recibido daños muy dolorosos, que no pudieron revertir, sencillamente por un rumor maligno que alguien inventó.