Si orás: vos cambiás, todo cambia

La oración es mucho más que pedir cosas.

 

En nosotros, los creyentes, está muy arraigada la idea de la oración como una larga lista del supermercado y un Dios generoso complaciendo nuestras peticiones.
Cuando le pedimos algo, Él, en su enorme misericordia, nos responde. Pero qué triste es creer que la oración, ese gran misterio instituido por el Señor, es sólo eso.
Reducir la oración a pedir y recibir es minimizarla. Es rebajarla a una muy baja expresión. No está mal pedir; lo malo es pensar que ahí se acaba todo. Que todo se reduce a rogar y esperar.
 
Pensar así es ver una sola cara del misterioso y sobrenatural acto de la oración. Es dejar de apreciar la otra parte que Dios ha concebido.
Yo aprendí, en un tiempo difícil, que la esencia misma de la oración sucede durante los momentos que pasamos a solas con Él, quizás arrodillados y buscando su ayuda.
 
Es en ese tiempo en que sucede la cara que muchos no conocen. ¿Y en qué consiste? En que, durante esos momentos, Dios, luego de tomar nota de nuestras necesidades, aprovecha y nos transforma.
 
En ese tiempo de silencio y fe él nos habla, nos llena, nos limpia, nos indica que cosas dejar, que cosas seguir, nos consuela, nos bendice y… nos llena de gozo.
Si uno va respondiendo al Señor en la dirección que nos va marcando en esos encuentros, sucede lo que me pasa por estos días: Aunque las pruebas aún no han pasado del todo, nunca sentí tanto gozo y tanta paz. Y he recuperado algo que se pierde con la religión: La expectativa, esto es, la esperanza de saber que Dios hará cosas muy grandes, y también la seguridad y la ansiedad de saber cómo será el nuevo capítulo que nuestro buen Dios ha planeado para nuestra vida.
 
“Gracias Dios mío, por darme el privilegio de compartir éste tan especial tiempo contigo. Quiero decirte algo que quizás te he dicho muy poco: que me hace muy feliz el tiempo que pasas conmigo”.
Mateo 7:7: “Llamad y yo abriré…” (Seguramente abrirá para responder mi pedido y para derramar algo que no había pedido: beneficios del Cielo sobre mi vida)
 
Por Marcelo Laffitte
 
 

Suscríbete a nuestro boletín de novedades

Te vamos a comunicar lo más destacado.
Solo una vez por semana te enviaremos notas seleccionadas de nuestra web.