Testimonio: Natalio no vio el resultado de su oración
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By Monica
Monica
Muchos de los que nos alcanzaron a nosotros con una Palabra no vivieron para verla hecha realidad… ¿La razón? Algunos de ellos ya estaban con edad muy avanzada.
“Natalio” era el nombre de aquel hombre que un día llegó a casa. No tenía mucha escuela ni formación profesional. Sus manos curtidas por el trabajo del campo, su piel y su rostro manifestaban el cansancio de una vida agotada por la labor en la siembra de la tierra. Reunió a la familia y en torno a una oración, puso sus manos sobre mi cabeza y dijo: “Este niño recorrerá naciones, Dios estableció sobre él un propósito y será de gran bendición para multitudes”.
Recuerdo con picardía esta oración y aquella palabra, porque aquel “viejo profeta” no tenía dientes… el sonido del viento que se escapaba por su boca entregándome aquella palabra hizo que literalmente sintiera que estaba siendo “soplado por una palabra”.
Yo mucho no entendía, creciendo en un pueblo periférico, a las afueras de la ciudad, sin mucha conexión con lo que en la ciudad ocurría, pero aquel día una palabra me marcó la vida para siempre.
Nunca más supe de Natalio. Pero me imagino, que como ya era avanzado en edad no vivió para ver el resultado de aquella Palabra que supo entregarme dirigido por Dios.
Ver para vivir y vivir para ver, es a lo que Dios llamó a esta generación 20/40… Vivir para ver lo que Dios hizo a través de tu vida. El salmista escribe en el Salmo 126 que el evangelio es un camino de “ida y vuelta”. Salmos 126:6 nos recuerda: "Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas."
¡No todo será sufrimiento, llanto y descontentos… Habrá un camino de regreso y este es con regocijo!
Yo pretendo estar vivo para ver lo que Dios hará con la generación en quien estoy sembrando con lágrimas y sé que ello ¡me producirá gozo!
El texto que citaba al comienzo sobre la profecía de Joel decía: “los jóvenes verán visiones y los ancianos soñarán sueños”
Llegamos aquí con mucha visión, y sé que nos iremos soñando con cosas aún mejores para las próximas generaciones, porque veremos el resultado de las siembras.
Quiero vivir para proclamar:
“Joven fui y he envejecido”
“No moriré, sino que viviré y contaré las obras de mi Dios”
“He peleado la buena batalla, terminé la carrera, he guardado la fe…”
“Quiero vivir para ver, quiero vivir para contar, quiero vivir para culminar mi carrera”
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