Tú que sufres alguna adversidad o un problema que te lleva a decir que tienes mala suerte y que Dios no te cuida, debes aprender esto: Toda vez que Dios se propone levantar a un hombre o una mujer, llenarlo de su luz y de su perfume, para usarlo en gran manera, capacitarlo y ponerlo como ejemplo…lo somete al horno de la aflicción, permite que sea duramente angustiado y parece colocarse de espaldas al que sufre. Parece esconderse de su llanto y de su súplica. No está jugando con él. Dios no es sádico, quiere probarlo, lo está examinando… Él desea aprobarlo fervientemente.