Dios obró de una manera impresionante en la vida de mi hijo. Producto de un grave accidente, estuvo internado en terapia intensiva. En esa situación, yo vine a la iglesia, pasé para hacer la oración de entrega y en ese momento compartí con el pastor Robert Acosta la situación de mi hijo y él oró.
El diagnóstico médico indicaba que iba a quedar en estado vegetativo, pero para la gloria de Dios, a las 3 de la mañana de ese día, él despertó sin ninguna secuela.
Hoy mi hijo se casó, tuvo sus hijos y disfruta de su preciosa familia.