Fue en una noche donde estuve al borde del suicidio; allí, en medio de la desesperación, clamé al cielo y le pedí a Dios que, si realmente Él me amaba, me rescatara y me sacara de donde me encontraba.
Fue en ese momento que inmediatamente sentí paz, sentí que alguien me abrazó; su Espíritu Santo estaba allí y tocó mi corazón.
Luego de esa noche empezó un proceso doloroso y de disciplina en mi vida; yo pude salir de las adicciones sin ningún tratamiento, sin pastillas y sin haber estado internado. ¡SOLO CON EL AMOR DE DIOS QUE PASA TODO ENTENDIMIENTO PUDE SER LIBRE!
Hace 2 años y medio estoy limpio y ya no consumo más. Jesucristo es el único que puede sacarnos de donde estamos. El adicto sí se puede sanar y ser transformado por el amor de Dios.
"Hay que dar gracias por la salud y la vida; nosotros no nos imaginamos la fuerza que tiene nuestro Dios".
Centro Cristiano de Avivamiento, Resistencia, Chaco, Argentina