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¿Hay desinterés sexual en tu esposa?

Cuando compartimos con Hilda a matrimonios, dedicamos un segmento a un tema que se aborda muy poco en las iglesias: el sexo. Y puntualmente a un punto que lastima a los esposos y que, de no solucionarse, puede poner en peligro la continuidad de la relación: es el desinterés sexual de muchas mujeres.

 

Se sabe que, comparadas con los hombres, las mujeres son mucho más pasivas en las relaciones íntimas. Uno de los factores es que, con las múltiples tareas hogareñas, el cuidado de los hijos y, muchas veces, un empleo de varias horas, cuando llega la noche muestran un evidente estado de agotamiento.
 
Esto no es fácilmente comprendido por los esposos, sino que de inmediato relacionan ese “desinterés sexual” como un signo de disminución de la atracción, de falta de amor y hasta de falta de voluntad. Eso los irrita y surgen los conflictos.
 
Con el tiempo y la madurez que eso conlleva, los hombres llegamos a comprender otro de los factores, quizás el más importante, que les impide a muchas mujeres cumplir con el mandato conyugal tal como desearían: ese factor es la sensibilidad y la estructura emocional con que Dios las ha dotado.
 
El hombre tiene una estructura mental muy diferente al de la mujer. Veamos.
 
El varón tiene muchos “cuartos” en la cabeza. Uno es el del trabajo. Otro es el del dinero. Otro de sus amistades y relaciones. Otro el de la iglesia…y podríamos seguir enumerando. Quiere decir que, si un día tuvo un problema en el trabajo y también le trajo preocupación discutir con un hermano de la iglesia, cuando llega la noche, él cierra con llave esos dos cuartos y “aquí no ha pasado nada” …está emocionalmente apto para disfrutar del sexo con su esposa.
 
En cambio, la mujer no tiene cuartos, ella tiene un mono-ambiente en su cabeza, un "loft" (un gran espacio abierto sin paredes internas) donde se mezcla todo lo vivido en esa jornada: el preocupante aumento de la renta, los anteojos que se rompieron, el nene que se cayó y le pusieron tres puntos y hasta un raspón que le hizo al auto nuevo… Todo eso mezclado y presionando a la vez contra sus emociones no deja lugar para el romance.
 
Y la guerra que desata esa negativa no se arregla ni con gritos, ni dejando de hablarse por un par de días…se arregla hablando y orando juntos.
 
Si una pareja tiene la fortaleza, la humildad y la sabiduría de enfrentar esas situaciones orando juntos, les aseguro que verán resultados maravillosos.
 
Por Marcelo Laffitte

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