¿Cómo podemos darnos cuenta de nuestro verdadero estado espiritual? ¿Nos examinamos de vez en cuando o simplemente suponemos que todo anda bien? El apóstol Pablo fue muy directo cuando escribió:“Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos” (2 Corintios 13:5).