¿Quién sabe lo que hay dentro de las personas?... ¡Solo Jesús!
Detalles
Los cuatro evangelios, Mateo, Marcos, Lucas y Juan expresan parte de lo que vivieron en el ministerio terrenal de Jesús. Lucas, el médico, narra otras profundidades de como fue esa historia. Juan narra casi a la mitad de su evangelio lo que pasó en la cena del Señor, los últimos momentos de Jesús. Cada uno narra una parte, juntos luego se unen y completan la vida de Jesús. La mayoría de los acontecimientos son narrados por los cuatro.
Juan 19:38-42: 38 Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el cuerpo de Jesús.39 También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras.40 Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos.41 Y en el lugar donde había sido crucificado, había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno.42 Allí, pues, por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.
Respecto al sacrificio de Jesús, había dos cosas que eran las más vergonzosas que pasó, una fue su exposición y otra, que en el cartel que estaba en la cruz, nombraba el delito por el cual esta persona estaba allí.
Jesús estaba en la cruz, aunque nunca había cometido pecado, pero Él cargó en esa cruz todos nuestros pecados y la vergüenza.
En el mundo espiritual ocurrieron tantas cosas que, hasta un soldado romano reconoció que Jesús era el hijo de Dios.
Fue en la cruz donde venció a la muerte, al pecado y nos dio a nosotros la Libertad.
Allí fue cuando José de Arimatea, un hombre muy rico (discípulo de Jesús en secreto por temor a los romanos) pidió su cuerpo para que no fuera tirado en el pozo junto a todos los muertos, cadáveres, moscas y demás para que se descomponga.
Pero este hombre rico y generoso, dispuesto a honrar el cuerpo de Jesús, compró una sabana nueva muy costosa para envolverlo, lo bajo de la cruz y lo metió en su tumba familiar, aún cuando Jesús no podía agradecerle.
Pero también vino Nicodemo (un fariseo que lo seguía de manera nocturna y a escondidas) que trajo aproximadamente 33 litros de mirra con aceite y aloe para ungir su cuerpo, que significó que dio lo que tenía.
¿Quién sabe lo que hay dentro de las personas?... ¡Solo Jesús!
En este tiempo de Ayuno y Oración la iglesia comienza a revivir en cada uno, lo del espíritu que estaba escondido hasta ahora. Debemos estar alerta al mundo espiritual, que así como ocurrió en el tiempo de la cruz, hoy está pasando aquí, pues el propósito y el diseño del cielo comienza a trabajar en nosotros.
Hoy te pregunto ¿Tendrás algún sepulcro preparado en tu vida? Ese lugar donde guardas cosas muertas... Puede que sea un sepulcro de tu llamado, de tus sueños, de tu matrimonio, etc. Debemos cargar a nuestros hermanos, alguien en el cuerpo de Cristo que está dañado, lastimado o muerto y traerlo al lugar donde la unción se está manifestando.
Hoy Dios está por levantar a muchos José de Arimatea dispuestos a levantar a alguien y poner sobre el lugar de resurrección. En esta semana de Ayuno y Oración vamos a evangelizar y traer a esas personas que hoy están muertas espiritualmente, vamos a orar por aquellos que, tal vez, se alejaron o por los que hace años estamos pidiendo que se rindan a los pies de Jesús.
Nuestra misión es predicar a Jesucristo, que estuvo crucificado, pero ahora vive y vive para siempre. En este tiempo trae al altar lo que estaba muerto, vivirá y te levantarás.
¡Quiero animarte a qué si en tu corazón entró el espíritu de muerte, esta semana se va a ir en el nombre de Jesús!
