En segundo lugar, cuando estés a solas en tu tiempo de oración, pide al Espíritu Santo Su asistencia. La Palabra dice que Él nos ayuda en nuestra debilidad, cuando no sabemos qué pedir o cómo orar. Dile que lo necesitas, que deseas conocerle; pídele que te llene de Su presencia y te enseñe a perseverar en oración.

Estoy seguro de que Él te ayudará, te enseñará y te fortalecerá para que desarrolles una poderosa vida de comunión con Dios. Sentirás Su influencia, Su amor, y estoy seguro de que a veces será tan fuerte, que sentirás ganas de llorar, de postrarte delante de Él rogando por más de Su presencia y Su ayuda en tu vida.
La ayuda del Espíritu Santo es vital en nuestra vida de intimidad con Dios.
Bendecido viernes!!!