Ama, con hechos

Hay textos bíblicos que, de tanto leerlos, se vacían de contenido. Uno, que hemos leído hasta el cansancio (y practicado muy poco), es “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.

 

¿Y cómo se ama a la gente? Con hechos concretos. Con ayudas, con beneficios, con actitudes que generen aportes reales hacia quienes los necesitan.
Podría mencionarte muchísimas cosas que tú puedes hacer todos los días por las personas, pero voy a comenzar mencionando una docena. Si los llevas a la práctica, el primero en sentirse feliz serás tú. Porque Dios paga la solidaridad con monedas de gozo y paz.
 
1) Llama a alguien solo para decirle que consideras su amistad como una provisión de lo Alto.
2) Regala cosas que solo ocupan lugar en tu casa: ropa, juguetes, alguna vajilla que no uses…Dios te dictará qué ofrendar.
3) No todo lo que puedes dar son objetos. Construí puentes ofreciendo con generosidad tus conocimientos a quienes necesiten llegar a los lugares a los que vos accediste.
4) Planea dar un paseo, o tomar un té, aunque más no sea por una hora, con un familiar con el que hablas muy poco.
5) ¿Has detectado a alguien del barrio que está pasando por un mal momento económico? El Señor te indicará cómo ayudarlo.
6) Haz memoria. Quizás necesites disculparte con alguien por algo que hayas hecho en el pasado. Vuelve a ganar a ese amigo del cual te has distanciado.
7) Hay instituciones que apoyan causas muy nobles. Si buscas en Google vas a encontrar Organizaciones No Gubernamentales (ONG) muy serias que valorarían mucho tu aporte en tiempo o en dinero.
Observa, cuando camines por la calle habrá mil oportunidades para ayudar. Solo hace falta que comiences a calibrar tu mirada en “modo solidario”. Ayudar a cruzar la calle a un anciano, llevarle las bolsas hasta el auto a una mujer con niños, ofrendar a alguien que pide limosna, recoger una basura en un parque público, etc.
9) Arrímate a una estación de bomberos o a una salita de primeros auxilios solo para agradecerles su tarea.
10) Cédele el lugar a un anciano en la fila de un banco.
11) Felicita a una camarera que te atendió bien en el restaurante.
12) Fíjate en qué manera podrías apoyar el sueño o la meta de alguien. Es bueno dejar de mirarse el ombligo por un momento.
 
¿No es tan complicado ser sensibles no?
Tres frases finales: 1) “Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano”. Martin Luther King.
2) “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar al mundo”. Eduardo Galeano.
3) “Los más felices son los que hacen más por los otros” B.T. Washington.
 
Por Marcelo Laffitte
 
 

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