Que tus palabras sanen

Si hoy nos pidieran un millón de dólares, la mayoría no lo podría dar, porque no lo tiene. Así es cuando no tenemos nada bueno que dar, damos lo que tenemos en nuestro corazón. Revisemos que hay en él y en nuestra mente, para darnos y dar a otros lo mejor, comenzando por las palabras.

 

La palabra de Dios dice en San Mateo 15:11 “Lo que entra por la boca no es lo que los contamina; ustedes se contaminan por las palabras que salen de la boca”.

Tus palabras reflejan lo que hay en tu interior, o dicho a la manera de Jesús, de lo que abunda en tu corazón habla tu boca.

Cuando tus palabras están llenas de críticas, blasfemias, maldiciones, tu mente permanece contaminada, en tinieblas, y terminás afectando también a otros.

Renunciá a esa manera de pensar y de hablar. Que tus palabras sanen, vivifiquen, bendigan, restauren a todos los que te escuchen. Tú serás el principal beneficiario.

Ora así: Padre Dios, reconozco que mis palabras no están de acuerdo a tu plan de bendición. Recibo tu buen consejo y me dispongo a quitar de mi vida todo lo negativo para hablar tus buenas Palabras. En el Nombre de Jesús, amén.

¡Bendecido Lunes!

Editora del Sitio
"Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar. Sobre ti fijaré mis ojos..."

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