Tus palabras tienen poder

Las palabras son más que simples sonidos o letras, son semillas que tienen el poder de construir o destruir, de dar vida o provocar muerte. A menudo, no somos conscientes del impacto de lo que decimos en nuestras propias vidas, en los demás e incluso en nuestra relación con Dios.“La lengua tiene poder para dar vida y para destruir; quienes la aman comerán de su fruto.” (Proverbios 18:21 NVI).
 

 

 
Las palabras tienen poder creativo: “Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios.” (Hebreos 11:3). Dios creó el mundo por medio de su palabra, y al estar hechos a su imagen y semejanza, nuestras palabras también tienen un poder significativo. Cuando hablamos, estamos sembrando semillas en los corazones de quienes nos rodean y en nuestra propia vida. En Génesis 1, Dios dijo: “Sea la luz,” y la luz fue hecha. De manera similar, nuestras palabras pueden traer claridad, ánimo y dirección a las personas. ¿Qué estás creando con tus palabras? ¿Son palabras de vida o de destrucción?
 
Las palabras pueden edificar o destruir: “La lengua es un fuego, un mundo de maldad. Siendo uno de nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y enciende todo el curso de la vida.” (Santiago 3:6). Nuestras palabras tienen un impacto directo en nuestras relaciones y en nuestra vida espiritual. Cuando hablamos mal, herimos a los demás, dañamos nuestra reputación y entristecemos al Espíritu Santo. Los espías que fueron a Canaán trajeron un reporte negativo que desanimó al pueblo de Israel, llevándolos a la incredulidad (Números 13:31-33). Josué y Caleb, en cambio, hablaron con fe, alentando al pueblo a confiar en las promesas de Dios (Números 14:6-9). Antes de hablar, pregúntate: ¿Esto edificará o destruirá? Practica hablar con fe y esperanza en cada situación.
 
Hablar conforme a la voluntad de Dios: “Ninguna palabra corrompida salga de su boca, sino solo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan.” (Efesios 4:29) Dios nos llama a usar nuestras palabras para edificar, consolar y traer gracia a los demás. Hablar conforme a su voluntad significa, declarar sus promesas sobre nuestra vida y la de otros. Evitar palabras negativas, quejas y críticas destructivas. Ser intencionales al hablar con amor y verdad. Jesús usó palabras llenas de poder para sanar, liberar y traer esperanza. Sus palabras reflejaban el corazón del Padre.
 
Tus palabras tienen el poder de dar vida o causar destrucción. Depende de ti elegir cómo usarlas. Si aprendemos a someter nuestra lengua a Dios y a hablar conforme a su voluntad, nuestras palabras no solo nos edificarán a nosotros mismos, sino que transformarán a quienes nos rodean.
 
CENTRO CRISTIANO PUERTA ABIERTA
Sáenz Peña – Chaco

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