Efesios 2:8-10 dice “Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo. Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás”.

En un mundo materialista donde nadie regala nada, cuesta entender el regalo inmerecido que podés recibir de Dios.
Jesús es quien salva eternamente tu alma, quien te da una nueva vida para que tus acciones sean buenas, quien provee todo lo que necesitás, quien sana tus enfermedades, quien restaura aquello que el pecado arruinó.

Orá así: Padre Dios, te pido perdón por mis pecados y, sin merecerlo, recibo una nueva vida y tu amplia salvación. En el Nombre de Jesús, amén.
¡Bendecido Sábado!