San Lucas 5:30-32 «Así que los fariseos y los maestros de la ley religiosa les reclamaron severamente a los discípulos de Jesús diciéndoles: ¿Por qué comen y beben con semejante escoria? Jesús les contestó: La gente sana no necesita médico, los enfermos sí. No he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores y necesitan arrepentirse.»
Los religiosos sólo veían los pecados ajenos y no entendían cómo Jesús se juntaba con los peores pecadores de aquella época, para “sanarlos”.
La Biblia tiene varias listas de pecados: vicios, codicia, infidelidad, fornicación, engaño, estafa, robo, ofensas, celos, peleas, todo lo cual va destruyendo tu vida, matrimonio, economía, y lo peor, muerte eterna.
La sangre de Jesús es la medicina para sanarte del pecado.
Créelo, arrepiéntete, pídele perdón, comienza una nueva vida con Cristo.
Ora así: Padre Dios, reconozco mis pecados, me arrepiento de todo lo malo, te pido perdón, me entrego en tus manos para que cambies mi vida, y restaures todo lo que he perdido. En el Nombre de Jesús, amén.
¡Bendecido Sábado