Nadie puede protegerte más que Dios

Leyendo la historia del rey Saúl y su enemistad con David, cuenta que, en una oportunidad, el famoso y victorioso monarca entró en una cueva para protegerse los pies sin saber que muy cerca estaba su supuesto enemigo, el cual, a pesar de toda su guardia y el cuidado que le daban pudo cortar el borde de su manto y perdonarle la vida. David hubiera podido matarlo tranquilamente.

Salmos 33:16-1 “El ejército mejor equipado no puede salvar a un rey, ni una gran fuerza es suficiente para salvar a un guerrero. No confíes en tu caballo de guerra para obtener la victoria; por mucha fuerza que tenga, no te puede salvar. Pero el Señor vela por los que le temen, por aquellos que confían en su amor inagotable. Los rescata de la muerte y los mantiene con vida en tiempos de hambre”.

Tus fuerzas no alcanzan para salvar el matrimonio, el dinero no es suficiente para librarte de una enfermedad. No alcanzan las palabras para superar un dolor, no hay recursos para salvar el negocio o la economía de tu hogar.

Pero sí puedes estar seguro y descansar en el Señor, quien vela por los que confían en su amor inagotable.

Ora así: Padre Dios, por fe aplico esta promesa a mi vida, me pongo en tus manos y confío que Tú siempre me rescatarás. En el Nombre de Jesús, amén.

¡Bendecido Miércoles !

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