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¡Dios hoy te manda a llamar!

Mefiboset era el nieto del primer rey de Israel, a quien por derecho le correspondía ser heredero al trono. Pero en un solo día perdió a su abuelo, a su padre, sus piernas, y lo dejaron olvidado por años en una cueva oscura y llena de gente como él. Pareciera la vida de cualquiera de los que pasamos por pruebas, pero un día, el rey lo manda a llamar, lo llama por su nombre y restaura todo lo que el enemigo le robó, sentándolos a la mesa del rey. De igual manera Dios actuará en nuestra vida, mostrándonos en un día un gran cambio, con un poco de la gracia inmerecida, puro efecto de la bondad de nuestro Señor.

El rey Saúl fue el primer rey de la Nación de Israel, como el usar la corona era hereditario, debía seguir en el trono su hijo príncipe, que era Jonathan, o el nieto príncipe que era Mefiboset. Pero Dios había decidido que no sería la dinastía de Saúl la que seguiría gobernando, porque él se había alejado y no quería saber nada con Dios. Entonces el Señor había quitado esa dinastía del poder y Dios había levantado a un hombre que tenía el corazón como el de Él y Dios preparó a un jovencito que se llamaba David, para reinar sobre su pueblo.

Saúl muere y Jonathan también, pero antes de morir, Jonathan había hecho un pacto con David, ya que eran amigos, de que si alguno de los dos llegaba a morir, el otro cuidaría de sus hijos, de su herencia, de sus bienes. El reconoció que la unción estaba sobre David, que Dios lo había elegido por sobre su padre. y cumplió con su palabra, cuidó de David, en muchos casos, en que la vida de su amigo corría peligro.

Jonathan y Saúl murieron en el mismo día y al llegar la noticia al palacio, al príncipe le quedaba un niño bebé y la nodriza, queriendo cuidarlo, salvarle la vida, salió corriendo, el niño se le cayó y le rompió las dos piernas. Porque en esa época, cuando una monarquía asumía,  mataba a todos los herederos de la anterior,  para que no existan posibilidades de revueltas. 

Ese día, Mefiboset perdió a su papá, a su abuelo, la cobertura aristocrática que tenía, el dinero, las posesiones, la esperanza, sus piernas, que le daba posibilidad de libertad. Su niñera lo llevó y lo escondió en Lodebar, que era el rejunte de todos los endeudados, empobrecidos, amargados, en definitiva lo que hoy es una villa miseria donde no entraba nadie, ahí lo escondieron. Era un mendigo y así se crió.

Pasaron los años y el rey David estaba reinando, en un buen momento y recordó el pacto que había hecho con Jonathan, y preguntó ¿hay alguien de la familia de Saúl que siga con vida? ¿Alguien que yo pueda mostrar misericordia por amor a Jonathan? dijo y llamó a Siba, ¿hay alguien de la familia de Saúl que todavía viva, que pueda mostrarle la bondad de Dios? y Siba le respondió "existe uno mi señor". El rey preguntó ¿dónde está? En Lodebar le dijeron y David mandó a buscarlo.

Imagínense ese día, Mefiboseth se levantó como todas las mañanas, con sus piernas rotas, su ropa sucia y rota, la miseria era una constante en su vida. Pero vino un mensajero, golpeó la puerta y le dijo "el rey te está llamando".

 

Mefiboseth tenía sus piernas rotas, provenía del barrio donde se escondían todos, lo llevaron al palacio, él pensó que lo iban a matar. "Estuve escondido, me descubrieron" pensó y por eso se tiró al piso  y el rey le dijo "no tengas miedo, todas las propiedades que eran de tu padre se te devolverán y desde hoy volverás a comer conmigo. Desde hoy no necesitas esconderte más, no estarás en la tierra de mendigos, estarás en la casa del rey. Desde hoy te es devuelto el honor de los príncipes, por eso te sentarás en la mesa del rey".

¿Cómo se sentía Mefiboseth? Que antes era el heredero sanguíneo al trono, pero se crió en un ambiente tan viciado y con tantas dificultades que jamás se imaginó que se iba a sentar en la mesa del rey. El expresa cual es su condición, ¿Quién soy yo que soy igual que un perro muerto, para que me llames y me honres en esa manera?.

Mefiboseth representa a muchos de nosotros.

A aquellos que alguna vez crecimos y teníamos sueños o esperanzas, pero una crisis, una catástrofe, un abuso, rompió todo lo que soñábamos, y en vez de sentirnos ya como los príncipes soñadores, comenzamos a sentirnos como un perro muerto.

Mefiboseth representa a los que se prepararon para tener un hogar, para ser profesionales, para servir al Señor, pero en alguna carrera, se le rompieron las piernas y dejaron de correr. Él representa todos los que tienen la herencia como hijos del Rey, pero todavía viven en su mente como mendigos. Yo no puedo, yo no tengo, yo no merezco, yo no soy. Pero llegó el día en que David, que representa al señor Jesucristo, se acordó del pacto que había hecho.

¿Alguna vez hicieron un pacto con Dios? Cuando entregaste tu corazón a Jesús, cuando pasaste por las aguas del bautismo, dijiste "Señor aquí dejo la vieja vida y dejo sumergida la vieja vida, quiero seguirte, quiero servirte". Dios se acordó de ti, del pacto que alguna vez hiciste. Él tiene memoria, la nuestra falla, nosotros prometemos algo, pero nos olvidamos, tenemos una memoria débil, pero Dios no. Cuando le prometes algo como "te serviré toda mi vida", Él lo anota. No importa dónde te vayas de lejos, de allí te va a ir a buscar. Por eso, algunas puertas se te cierran, porque Dios aun te ama, no es un lugar que merecemos, no lo tenemos por mérito, es por pura gracia.

El rey te está llamando, por eso te trajo aquí, Dios te conoce por tu nombre.

David llama a Mefiboseth, por su nombre, le dice que hay una silla que te estaba esperando en mi mesa, porque hay una silla que tiene tu nombre, todo lo que era de tu abuelo, las quintas, las vacas, las industrias, los siervos, lo que nunca disfrutaste, ni nunca soñaste, hoy lo recuperas.

Muchos de ustedes, vieron a sus abuelos en buena vejez, pero perdieron a sus padres, otros vieron industrias, trabajos pero a ustedes les tocó la etapa del dolor, de la necesidad, Satanás se encargó de ponerles un pensamiento de derrota, pero Jesús apareció en la escena de tu vida, hoy se termina la tristeza, la amargura, la miseria y recuperarás todo lo que era de tus ancestros.

Si sus abuelos o padres sirvieron al Señor, ¡hoy ustedes vuelven a servir con amor y con poder a Jesucristo!

Si puedes entender, que Dios está interesado en ti, El Padre te conoce, te estaba esperando, El Padre te conoce.

Muchos de ustedes han perdido el sentarse a la mesa, es una estrategia del infierno, el valor de sentarte a la mesa, es el valor de sentirte que estás en familia. Lo que hizo David es decirle, puedes sentirte en familia de estar en el palacio, hice un pacto con tu padre y es el tiempo de cumplirlo.

Hoy vengo a decirte se terminaron tus días de desamor, de pedir atención, te sentarás en la mesa del Rey, Dios te dará paciencia, tiempo, valoración, volverás a recuperar los valores que Dios estableció.

¡Hoy Dios está por sorprenderte! prepárate, El REY TE MANDÓ A LLAMAR Y ¡RESTITUIRÁ TODO LO QUE ERA TUYO Y TE HAN ROBADO!

 

Pastor Robert Acosta, Centro Cristiano de Avivamiento, Resistencia, Chaco, Argentina

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