La obediencia trae bendición

 Si pudiéramos entender que Dios siempre quiere nuestro bien, que cada mandamiento que nos da es para que nos vaya mejor y que seamos felices, sería tal vez más fácil obedecerle. Pero eso se entiende en una relación de amor, entre Él y nosotros. ¿Lo pensamos?
 
Éxodo 15:26-27 "Si ustedes escuchan atentamente la voz del Señor su Dios y hacen lo que es correcto ante sus ojos, obedeciendo sus mandatos y cumpliendo todos sus decretos, entonces no les enviaré ninguna de las enfermedades que envié a los egipcios; porque yo soy el Sanador. Después de salir de Mara, los israelitas viajaron hasta el oasis de Elim, donde encontraron doce manantiales y setenta palmeras. Y acamparon allí, junto a las aguas."
 
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En medio del desierto, finalmente encontraron agua, pero era amarga, y por eso llamaron al lugar “Mara”. Dios no sólo “sanó” aquellas aguas para que pudieron beber, sino que luego los condujo a un oasis.
 
 
 
 
En tiempo de desierto, de momentos amargos, decide confiar en tu Sanador, déjate guiar por Él, escucha y obedece Su Voz.
 
 
Te conducirá hacia un oasis, para que finalmente puedas atravesar este tiempo árido y entrar en una nueva etapa de conquista. 
 
 
Ora así: Padre Dios, guíame para superar este momento de desierto; decido seguirte para que todas tus bendiciones me alcancen. En el Nombre de Jesús, amén. 
 
¡Bendecido Martes!

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