No hagas dieta, cuida al Espíritu Santo que vive en tu cuerpo

Muchas personas (en algún momento de sus vidas) toman conciencia de la importancia de tener un cuerpo saludable, hacer ejercicio, dieta, tomar agua, elegir buena calidad de alimentos, abstenerse en muchos casos, de algunos que son muy ricos pero no saludables, en pos de mejorar su peso.

Otros, lamentablemente por desconocimiento, por la situación económica o por comodidad, eligen lo más fácil: la comida chatarra. En muchos casos, los padres terminan haciendo la voluntad de sus hijos y jamás compran una fruta o una verdura, pero no asumen que los niños no salen a comprar alimentos, son los progenitores quienes lo hacen y así son los errores alimentarios que cometen con sus niños, hasta que un buen profesional los enfrenta con consejos o porque su salud se ha debilitado.

 

Hay miles de tratados, estudios, médicos, nutricionistas, dietas, pastillas, ejercicios, operaciones y tantas cosas para mejorar la salud del cuerpo.

Y muchas de esas dietas, las hemos hecho desde muy pequeños, todos aquellos que tenemos la tendencia a engordar y más, si esa predisposición afecta a algún órgano de nuestro cuerpo.

Tal vez todo sería más fácil, si lo viéramos a la manera de Dios, que nos dice en 1 Corintios 6:19 Reina-Valera 1960 “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”.

 

Si en vez de contar las calorías o duplicar la caminata, miráramos de cuidar al Espíritu Santo que vive en nuestro cuerpo, como en un templo. Que debemos hacer lo correcto para que Él decida quedarse, que a su vez, recibiríamos Su ayuda y Consejo sobre qué comer, cuándo, cuánto y cómo, tal vez todo sería más fácil ¿no?

 

Tal vez así, veríamos la maravilla de la creación de Dios en cada célula, en cada átomo, en que Él vio nuestro embrión en el vientre de nuestra madre, como una obra perfecta. Que antes aún, nos amó y nos eligió entre tantas posibilidades, para que tuviéramos una oportunidad de vivir y aún más, nos tuvo misericordia y nos escogió, creando un plan de perdón para nuestros pecados, a través de la cruz de Cristo.

 

Y para ello, tenemos la ayuda en el versículo siguiente, en 1 Corintios 6: 20 "Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios".

Pidamos perdón y aceptemos Su sacrificio también por los errores que hayamos cometido al ingerir alimentos, no ejercitarnos o no descansar lo suficiente y comencemos de nuevo, con esta premisa:

No hacer dieta, sino cuidar al Espíritu Santo, que vive en nuestro cuerpo, que es Su templo.

De la redacción de Encendidos por el Espíritu

Editora del Sitio
"Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar. Sobre ti fijaré mis ojos..."

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