Notemos como los pensamientos nos conducen a un camino. El salmista le pide a Dios que lo examine, que lo sondee, que le muestre si hay algo en su corazón y en sus pensamientos que no estén bien… si hay algo que pueda desagradarle. Esto es algo que nosotros necesitamos hacer, presentarnos delante de Dios y pedir que nos examine.