1 Samuel 25:24-28 «Abigail se arrojó a sus pies, mientras decía: «Señor mío, ¡que caiga sobre mí el pecado de mi esposo!¡Escucha a tu humilde servidora! Mira los presentes que tu servidora ha traído: son para los hombres que vienen contigo. Y por favor, perdóname si te he ofendido; yo estoy segura de que el Señor afirmará tu descendencia, porque tú peleas las batallas del Señor, y porque no has cometido ningún mal.»
Abigail hizo lo contrario, se humilló, pidió perdón, honró, bendijo, y esta actitud abrió las puertas para la bendición en su vida.
¡Haz tú lo mismo con Jesús, el Rey de reyes!
Ora así: Padre Dios, reconozco que mis pecados han provocado consecuencias negativas. Me humillo y te pido perdón. ¡Sálvame! Te lo pido en el Nombre de Jesús, amén.