En todo lo que Dios hace, tiene un propósito

Cuando era nuevo en la fe había una pregunta que me surgía siempre: “¿Esto será de Dios?” ¿Cómo saber cuándo Dios está actuando? ¿Cómo interpretar si eso que está pasando proviene de la Luz o de las tinieblas? Espero que mi entendimiento del tema los ayude.

 

Lo que hace Dios va siempre acompañado de tres características.
 
EN PRIMER LUGAR: Cuando lo que sucede es de Dios, se observa una intervención absolutamente soberana.
 
¿Qué significa esto? Que Dios para hacer algo no necesita ninguna manipulación humana. Dios no necesita ninguna “preparación previa”. No precisa que se “prepare el ambiente”. No necesita que se canten coritos, para que él actúe no es menester que se anuncie que “ahora va a venir tal cosa”.
 
En pocas palabras: No se precisa mentalizar a la gente ni crear un clima psicológico porque él actúa por una decisión soberana.
 
Cuando Saulo cayó al suelo no hubo ni soplidos, ni palabras persuasivas ni ningún tipo de mentalización por parte del Señor. Y cuando transformó el agua en vino no hubo ninguna alharaca previa.
 
 
EN SEGUNDO LUGAR: Las intervenciones milagrosas o sobrenaturales de Dios no son programadas o repetitivas.
 
Por eso no entiendo muy bien cuando se anuncia que “el próximo domingo será una reunión de milagros”.
 
No podemos tomar algo que Dios hace en un determinado momento y repetirlo al otro día, a la otra semana y todo el año. Jesús hizo barro con la saliva para sanar al ciego una sola vez. No se pasó la vida haciendo barro cada vez que se encontraba con un ciego.
 
 
EN TERCER LUGAR: Quizás este sea el punto más importante. En toda intervención de Dios tiene que haber siempre un propósito, un sentido trascendente, un para qué. 
 
Porque Dios no hace las cosas para entretener. El Señor no hace show.
 
Cuando él hace algo en una persona lo hace con una finalidad, habrá en ella una consecuencia trascendente para el Reino. En cambio, cuando esa manifestación no es de Dios, no hay que esperar nada después, todo queda igual.
 
 
Y una consecuencia trascendente puede ser un acercamiento a la Palabra, un arrepentimiento de pecados, una búsqueda de la santidad o sencillamente vendrá más fe. Sucederá, en definitiva, un cambio de vida.
 
“Porque a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu PARA provecho” (1 Corintios 12:7).
 
Por Marcelo Laffitte

Suscríbete a nuestro boletín de novedades

Te vamos a comunicar lo más destacado.
Solo una vez por semana te enviaremos notas seleccionadas de nuestra web.