No te vengues, deja que lo haga Dios

Dios siempre nos pide un poco más, una milla más. Y cuando de daños que nos hayan hecho, cuesta bastante obedecerle. Pero tenemos esa confianza de que Él hara justicia mucho más abundantemente de lo que esperamos. Y aún nos pide que atendamos a esa persona que nos falló como si no lo hubiera hecho, que nuestro corazón se mantenga limpio y puro para ayudar, que no nos ensuciemos con la maldad. Pero Dios es Dios y Él sabe porque... Nuestro deber es obedecerlo.

Romanos 12:19-21 “Queridos amigos, nunca tomen venganza. Dejen que se encargue la justa ira de Dios. Pues dicen las Escrituras: Yo tomaré venganza; yo les pagaré lo que se merecen. En cambio, Si tus enemigos tienen hambre, dales de comer. Si tienen sed, dales de beber. No dejen que el mal los venza, más bien venzan el mal haciendo el bien”.

 

Cuando alguien te traiciona, te lastima, estás esperando que le vaya mal y hasta tienes deseos de vengarte devolviéndole mal por mal.

Saca de tu vida esos malos deseos, porque esto daña tu espíritu, amarga tu mente y enferma tu cuerpo.

No dejes que el mal te venza, haz el bien incluso hasta a aquellos que te han dañado, y esta actitud abrirá los Cielos y la bendición caerá abundantemente sobre tu vida.

 

Ora así: Padre, recibo tu Consejo y me despojo de todo sentimiento de rencor, amargura, venganza. Perdono a aquellos que me han hecho mal y decido hacerles bien. Recibo tu bendición sin merecerla. En el Nombre de Jesús, amén.

¡Bendecido viernes!

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