¿Qué hubieras hecho vos?

Vaya un ejemplo vivido por un pastor que influyó notoriamente en mi formación cristiana, se llamaba Miguel Ángel Robles. De aquí, de Buenos Aires.

 

En un verano él tomó un bus que viajaba rumbo a la ciudad de Mar del Plata. A los pocos minutos de comenzado el viaje el conductor colocó un video. Era una película cómica, pero con escenas decididamente eróticas y bromas subidas de tono.

 

En aquel transporte, que iba completo, viajaban varios niños y ancianos. El grueso de los veraneantes parecía disfrutar mucho con las malas palabras y las groserías. Las carcajadas así lo indicaban.

 

 

¿Cuál fue la actitud de este pastor? Molesto por la situación que se había generado, reaccionó. Se puso de pie en su lugar e increpó al conductor de manera educada pero firme. “Señor”, le dijo, “en nombre de las personas honestas y los niños que viajan, le pido que detenga por favor esa película”.

 

El chofer accedió de inmediato y quitó el video, mientras que varios de los pasajeros comenzaron a silbar y a reclamar que la volvieran a colocar.

 

Con toda entereza y autoridad les explicó a todos que lo hacía por los niños, por la gente mayor y por él mismo. Algunos terminaron por aplaudirlo.

 

Dice la Palabra de Dios: “Porque el anhelo profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación (la aparición en escena) de los hijos de Dios”

 

Muchos inconversos, aunque aparentan disfrutar con el pecado, en realidad esperan que no se destruyan todas las brújulas, que no se corran todos los límites, que aparezca una actitud sabia…que alguien apague el video.

 

 

Muchos no saben que el que puso ese anhelo en la esencia misma del hombre es el propio Creador.

 

 

Los días difíciles del mundo actual son ideales para mostrar que, aunque todo parece estar vacío aquí abajo, el Reino de los Cielos sigue lleno de cosas buenas.

 

Por Marcelo Laffitte