2 Corintios 1:8-10 "Fuimos oprimidos y agobiados más allá de nuestra capacidad de aguantar y hasta pensamos que no saldríamos con vida. De hecho, esperábamos morir; pero, como resultado, dejamos de confiar en nosotros mismos y aprendimos a confiar solo en Dios, quien resucita a los muertos. Efectivamente él nos rescató del peligro mortal y volverá a hacerlo de nuevo. Hemos depositado nuestra confianza en Dios, y él seguirá rescatándonos".

Después que el apóstol Pablo enfrentó en varias oportunidades a la muerte misma, aprendió a confiar en Dios y no en sus fuerzas.

Hoy sentís que tus capacidades no alcanzan, tu salud flaquea, el problema persiste, tus recursos se agotaron.

Aprendé también a confiar únicamente en Dios, quien resucita aún lo que ya diste por muerto.

Orá así: Padre Dios, reconozco lo limitado de mis fuerzas y por eso pongo toda mi confianza en Vos, creyendo que darás vida aun a lo que di por perdido. En el Nombre de Jesús, amén.
¡Bendecido Jueves!