Siempre recuerdo que le pedía a Dios ser un predicador de la fe, pero no imaginaba lo que estaba a punto a aprender.
Meses antes de que Matías cumpla sus 4 años y luego de varios viajes, intervenciones profesionales y mucho desconcierto, recibíamos la noticia que como papás no queríamos escuchar, Maty tiene autismo.
Recuerdo que por esos días me tocaba hablar de milagros en la iglesia, y le dije a mi suegro ‘no quiero hablar de milagros’ yo necesito el milagro.
Ahí comenzó un largo camino de transformación familiar y personal.
Matías cambió no sólo nuestra manera de ver el mundo, sino nuestra manera de orar.
Fuimos desafiados a creer. En medio de ese proceso, aprendimos que la fe no es solo creer sino también crear. Ya que la fe es acción comprometida con aquello que se cree.
Creamos los caminos que nos conectaron con profesionales y personas.
Abrimos puertas de sistemas de salud que parecían cerradas.
Conectamos con muchísimas personas que nos acompañaron en el proceso.
Sacamos fuerzas de debilidad en los días más oscuros.
Y dimos un sin fin de pasos de fe, creamos creyendo.
Hace algunos días, Mati tuvo una reevaluación. Y el resultado dio en lo que se llama línea de corte.
La evaluadora se sorprendió de su potencial, nos dijo que le era difícil poner el puntaje, porque justo un punto más abajo y Maty estaba fuera del diagnóstico.
Si bien todavía está en proceso no dejamos de agradecer por cada avance.
Creemos firmemente que Dios completará la obra
Estamos muy felices de ver los avances de Mati y queríamos compartirlo con ustedes
¡Definitivamente al que Cree todo lo es posible!