Gracia: más fuerte que la culpa

Muchos cristianos llevan años en la fe, algunos hasta ocupan cargos en la iglesia y, sin embargo, permanecen atados. Siguen atados a la condenación de la ley. Esto significa que no les ha sido revelada la crucial verdad de la Gracia de Dios. El cristiano que ha entendido lo que significa la Gracia ya nunca más vivirá en esclavitud, ni tratando de ganarse con obras algo que ya le pertenece: el amor incondicional de Dios.

 

Cuando se nos abre la luz sobre esto, cuando limpiamos nuestra mente de ideas equivocadas, entonces, y recién entonces, podemos cumplir con libertad el propósito que Dios nos ha confiado.
 
LA MENTIRA DEL ACUSADOR
Una hermana me escribió para decirme que tiene 60 años y que vive atormentada por los pecados de su vida pasada. ¡Y es cristiana! Es que una de las grandes mentiras de Satanás es hacernos creer que nunca seremos lo suficientemente buenos como para ser amados y perdonados por Dios. Y, como esta hermana, muchos se lo creen.
 
Por eso tiene un significado tan alto saber lo que es la Gracia: porque con ella le decimos “¡basta!” a la condenación. Es quitarnos de encima la pesada carga de la culpa. El apóstol Pablo lo explica así: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos 8:1).
 
Felizmente, predicadores como Dante Gebel se han ocupado de dejar en claro este tema tan fundamental, liberando a tantas personas de las garras de la culpa mal interpretada. Y yo lo repetiré hasta el cansancio: la gracia nos saca del engaño de creer que Dios nos ama a condición de nuestro buen comportamiento.
 
Muchos solo saben (y repiten sin entender demasiado) que la gracia es un regalo inmerecido. Y es verdad. Pero es casi una herejía querer encerrar en una frase tan corta una de las cinco palabras más importantes del Evangelio.
 
La gracia es el corazón mismo de la obra de Cristo. Es la mano extendida de Dios cuando no la merecemos. Es el perdón cuando merecíamos condena. Es la libertad cuando estábamos esclavizados. Es el Padre corriendo a abrazar al hijo pródigo cuando todavía olía a chanchos (Lucas 15:20).
 
¿QUÉ PIENSA DIOS DE USTED?
Permítame entonces la pregunta: ¿Qué concepto cree que tiene Dios de usted? Respóndala allí mismo, en silencio, donde está leyendo.
De acuerdo con lo que responda yo puedo determinar dos cosas:
1. La influencia que Dios tiene en su vida.
2. Lo que usted ha entendido sobre la gracia.
Si su respuesta fue: “Dios piensa de mí que soy un hijo muy amado, amado incondicionalmente”, usted ha creído y respondido perfectamente. Usted es libre de toda religiosidad y de las leyes establecidas por hombres. Ha dejado de ser un esclavo y ha abrazado la libertad gloriosa de los hijos de Dios (Romanos 8:21).
Ahora, si usted, como la señora que me escribió, sigue atormentado por su pasado, lamento decirlo: no ha entendido aún la Gracia. Y por eso le invito a leer esto detenidamente y a dejar que el Espíritu Santo lo convenza.
 
LA GRACIA QUE LIMPIA Y NUNCA SE DETIENE
Él nos recuerda: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres (por gracia), y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” (Gálatas 5:1).“La sangre de Cristo nos LIMPIA de todo pecado” (1 Juan 1:7). Y “todo” significa TODO. Sin excepción, sin condiciones, sin límites.
 
Esa es la gracia en acción: Jesucristo ocupando nuestro lugar, muriendo por cada uno de nosotros y derramando su sangre purificadora. ¿Qué es lo que tenemos que hacer con esta información? ¿Estudiarla? ¿Razonarla? ¿Pensarla? ¡No! ¡Solo creerla!
 
Un detalle precioso: en el griego original, la palabra “LIMPIA” está en tiempo presente y continuo. Significa que desde el momento en que recibimos a Cristo su sangre nos sigue limpiando continuamente. Como una cascada que nunca deja de fluir, como un río inagotable de gracia que jamás se seca.
 
No hay cadena más fuerte que la de la culpa, y no hay libertad más gloriosa que la de saberse amado y perdonado sin condiciones. Esa es la cascada de la gracia: inagotable, constante, eterna. “Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia” (Juan 1:16). Usted puede vivir libre. Usted puede dejar de cargar con un pasado que ya fue sepultado. Usted puede caminar como hijo amado de Dios. Solo crea, reciba y viva bajo esa cascada que nunca se agota.
 
Por Marcelo Laffitte
Le pido a Dios que mientras usted lee este escrito, el Espíritu Santo venga en su auxilio y le revele la gran verdad que quiero transmitirle.

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