Un amor que permanece

La historia lo muestra, el amor ha venido a ser un gran tesoro que cada vez se aleja más de las manos de este mundo. No obstante, a pesar de nuestra humana incapacidad para amar como debiéramos, el amor es real, y nunca deja de ser. Los cambios, la inconstancia, la llamada falta de amor proceden de nuestra incapacidad de amar como Dios ama.
 
¿Cómo es el amor de Dios? Es inmutable, porque Dios es amor y Dios no cambia. Es eterno, su amor nunca deja de ser. Es sin medida, Dios no escatimó ni a su propio Hijo sino que lo entregó para darnos salvación y vida eterna.
 
Dios, conociendo que para amar de la manera que Él nos pide, necesitábamos algo más que nuestro sentido del amor humano, hizo algo extraordinario derivado de su amor incondicional y eterno. Dio a su Hijo, para que por la fe en su sacrificio en la cruz, obtuviéramos salvación.
 
Y, una vez salvos, ocurrió algo maravilloso en los que creímos, “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” Rom. 5:5 Capacitados por el Espíritu de Dios podemos amar de la manera que Dios ama, a los que nos aman y a los que no nos aman. 
Luc. 6:32-36
 
No tenemos excusa, ya somos capaces y hemos recibido la instrucción del Señor para amar como Él nos ama. “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.” 1 Jn. 4:7.
 
Bendecido viernes!!!!

Suscríbete a nuestro boletín de novedades

Te vamos a comunicar lo más destacado.
Solo una vez por semana te enviaremos notas seleccionadas de nuestra web.