La promesa de Dios está, Dios no es hombre para mentir, su promesa se cumplirá sobre nuestra vida pero también, su palabra nos dice que nuestra atención debe estar en él, en hacer todo lo que él nos pide y eso nos habla de obediencia. Necesitamos abrir los ojos; la realidad es que Dios promete ser nuestro proveedor, la verdad es que Dios prometió suplir cada una de nuestras necesidades pero también hay una verdad y es que Dios requiere de nuestra obediencia.
La obediencia en nuestra vida es una decisión que nos corresponde a cada uno de nosotros, pero las consecuencias de nuestra obediencia no solo me afectan a mi, sino a todos los que nos rodean.
Un ejemplo notable en la Biblia donde la obediencia a Dios desató la provisión sobre la vida de un hombre es la historia del profeta Elías en el libro de los Reyes.
1 Reyes 17 cuenta que durante un período de sequía en Israel, Dios le dijo a Elías que se dirigiera hacia el este y se escondiera junto al arroyo Querit, donde le proporcionaría agua del arroyo y cuervos le iba a llevar la comida. Y a pesar de las circunstancias difíciles, Elías obedeció la palabra de Dios y fue al lugar que Dios le había indicado, y el v. 6 dice: "Los cuervos le llevaban pan y carne por la mañana y por la tarde, y bebía agua del arroyo".
Dios proveyó milagrosamente para las necesidades básicas de Elías a través de medios inesperados, como los cuervos que le llevaban comida y el agua que salía de un arroyo en tiempo de sequía. Elías vió cómo su obediencia a lo que Dios le estaba diciendo, trajo provisión sobre su vida.
Centrar nuestras vidas en Dios requiere obediencia, y en la obediencia siempre estará la bendición.
PALABRAS DE VICTORIA
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Saenz Peña - Chaco