Que tu hablar esté impregnado de victoria

Muchos creyentes creen, equivocadamente, que pecado es todo lo que “se hace”, no lo que “se dice”. Por eso tenemos en poco el control de nuestra lengua.

Viendo esto es que deseo que sepan dos cosas muy importantes que la Palabra de Dios dice sobre el altísimo significado que el Señor le otorga al manejo de nuestras palabras.

 

Primero, dice que lo que decimos refleja lo que hay en nuestro corazón, o sea en nuestra mente. Si allí hay críticas, deseos carnales, es decir basura, lo que saldrá por nuestra boca será basura.

 

Mientras no santifiquemos nuestra manera de pensar, no cambiaremos nuestra forma de hablar, o sea nuestra confesión. Dice además la Biblia que el Señor puso en nuestros labios el poder para la vida y la muerte. Todo lo que declaremos vendrá sobre nosotros. ¡Así de importante es para Dios nuestro hablar!

 

 

Segundo, las bendiciones del Reino son generacionales. Es decir que todo lo que dejes en esta tierra impactará en tus hijos y en tus nietos.

 

Si decides quedarte como hasta ahora, hablando cosas negativas (criticando al pastor, levantando juicio sobre los hermanos, usando palabras del mundo en tus charlas con tus compañeros de trabajo y muchos etcéteras que bien puedes imaginarte) nunca acarrearás bendición sobre tu descendencia. Si decides cambiar, sobre ellos caerán lluvias de bendiciones.

 

 

 

Toma el segundo camino y que desde ahora tu hablar esté impregnado de victoria.

"Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno". (Colosenses 4 : 6)

Por Marcelo Laffitte